
Hacía y deshacía continuamente la cabeza del retrato y se repetía que debería abandonar la pintura para desdicarse únicamente a la escultura, la cual no abandona en ningún momento, en cualquier rato libre que tiene Alberto entre sesión y sesión dedica un poco de tiempo a arreglar o modificar alguna de sus esculturas.
En mi opinión, el libro es interesante, el único elemento negativo es la actitud repetitiva de Giacometti, que siempre está con la idea de no poder acabar los cuadros y que debería dejar la pintura y el cuadro en concreto.
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